domingo, 29 de marzo de 2009

La vida como una erección

A simple vista, con esa sonrisa burlona, puede parecer un tipo fanfarrón y arrogante. Le gusta esa pose.
Le imagino mirándome y calculando mi temperatura de ebullición. Mi apariencia de niño pijo le hará creer que voy a escandalizarme con su zafio lenguaje. A él le gusta provocar, así que me contará que se meó en la pila del agua bendita y le levantó la falda a las vírgenes de cera. Me contará también alguna historia de sexo en crudo, sin eufemismos, con escandalosas onomatopeyas y ruidosas carcajadas. Y luego, de postre, algo sórdido, una historia de putas, por ejemplo. A Sergio le gusta jugar a epatar el alma burguesa.
Pero, si no caes en la trampa, si aguantas sin mandarle a la mierda, descubrirás a un escritor de enorme talento. Un animal literario, hiperactivo, salvaje, culto, leído, apasionado, sentimental, observador y rebelde.
Si no caes en la provocación te cambiará su media sonrisa socarrona por una historia de sangre mezclada con café. Un malestar que carcome, una angustia y un odio que crecen con lenta intensidad, como ir subiendo poco a poco el volumen de la radio hasta que llega un punto en el que los cristales se rompen.
Si le dejas, te hablará de una antigua compañera de piso que se llamaba Aurora, de cómo era antes de que el aire de su despacho se volviera fétido.
Te contará la historia de un niño al que le gustaba contemplar la alegría de las mujeres que vivían en la casa de enfrente mientras sus padres se hablaban a gritos. Y al que le gustaba la extraña charla de su tío encamado que le pedía que nunca fuera una persona simple. De cómo cambian los barrios y las calles, y cómo la locura, el rencor y la derrota, pueden hacer estallar todo en mil pedazos.
Sabrás que un libro puede hacer que no vuelvas a ser el mismo y del poder destructivo de un poema. Conocerás qué significa vivir con la herida de un remordimiento culpable y la frágil condición de la vida humana.
Te enseñará una carta manuscrita, el fragmento de un diario de viaje que acaba bruscamente. Un coche llega y alguien que se acerca. Sentirás que vienen a por ti.
Te hablará de una mujer a la que nunca besó y que encontró al último bohemio, un hombre que era un final de raza en una familia de literatos. Al estilo Panero, pero con otro apellido. Alguien capaz de arder hacia su propia destrucción y sobrevivir haciendo artículos de crítica televisiva para un periódico sin tener televisión en su casa.
Te señalará una cicatriz en la espalda y te dirá que le gustaría que su abuelo fuera un traidor.
Te hablará de la esquizofrenia desde el dolor por la víctima. La historia que hay detrás de una mujer que se quema los dedos al fumar. La necesidad de dejar en evidencia las contradicciones, la miseria humana, las mentiras y las traiciones, la crueldad, y el utilitarismo del hombre por el hombre.
Entre cañas, patatas bravas y callejones del esperpento, te contará una historia de lealtad y muerte. La obligación de cumplir los juramentos.
Sergio escribe contra el nihilismo, contra la voluntad inerme, contra la farsa de traicionar la vida. Te dirá que la vida hay que entenderla como una erección. El día que no la sientas será que estás muerto.

Sergio del Molino. “Malas influencias” Ilustración de cubierta de Óscar Sanmartín. Tropo Editores. Zaragoza 2009.

4 comentarios:

Mermeladademoras dijo...

Tiene buena pinta el libro, voy leyendo su blog y me gusta mucho como escribe, así que habrá que leerlo.
Me ha gustado la reseña.
Un saludo.

Luis Borrás dijo...

Hola, Julia.
Gracias por la visita y el comentario.
Si te gusta el blog de Sergio te gustará el libro. Sobre todo el relato homónimo "Malas influencias" habla de poesía, literatura, soledad y culpa.
Gracias por decirme que te ha gustado la reseña.
Un cordial saludo.

Mario dijo...

Muchas gracias Luís. Como siempre, algún día, alguien debería juntar tus reseñas. Son una delicia

Luis Borrás dijo...

Muchas gracias a ti, Mario. Por tu visita y comentario y por todo lo demás.
Este lugar y mi palabra existen por vosotros.
Un cordial saludo.